Caminatas, vacilaciones, intentonas fallidas, temas de interés, plagios, textos originales, que dan cuenta de los temas de un diletante, de un ecléctico, de un escritor frustrado que prefiere leer antes que escribir (como Roberto Bolaño).
lunes, 28 de junio de 2010
EZRA POUND - CANTOS PROHIBIDOS
Canto LXXII
Presencia
Cuando se comienza a recordar la guerra de mierda
ciertos hechos resucitan. Dios, al principio,
el gran esteta, después de crear cielo y mundo,
luego del ocaso volcánico y de pintar
las rocas con líquenes al modo nipón,
cagó al gran usurero Satán- Gerión, arquetipo
de los amos de Churchill. Y me viene ahora a cantar
en jerga tosca (no a (h) antar `oscano) porque
ya muerto viene Felipe Tomás a decirme:
“Bueno, morí,
pero no quiero llegar al Paraíso, sino combatir aún.
Quiero tu cuerpo, para seguir el combate”.
Respondí: “ Tomás, mi cuerpo es viejo,
luego a dónde iría? Necesito el cuerpo.
Pero te haré sitio en el Canto, te daré la palabra;
mas si quieres aún combatir, vé; toma a un jovencillo;
pillete hualquier zovenzuelo, afeitado e imbécil
para darle un poco de valor, algo de cerebro,
para dar a Italia otro héroe entre tantos;
así renacerías, al volverte pantera,
conocer la binacencia, por segunda vez morir,
no morir viejo en la cama,
sino morir al son de la batalla
para alcanzar el Paraíso.
Pasaste el Purgatorio
con la traición, en los días de Septiembre
Veintiunésimo,
en los zías del desplome.
Vé! Vé a hacerte héroe de nuevo.
Déjame la palabra.
Déjame explicar,
hacer el canto de la guerra eterna
entre luz y fango.
Adiós, Marinetti!
Habla cuando gustes.”
“PRESENTE”.
Y, después de gritar, agregó triste:
“Tanta hueca vanidad,
más espectáculo que sabiduría,
no conocí a los antiguos sabios, tampoco leí
palabras de Confucio ni de Mencio.
Canté la guerra, cuando querías la paz,
ciegos!,
falté a lo interno, tú a lo actual.”
Me hablaba
sólo en parte, no al vecino,
parte de sí autodialogaba
y no de su centro; y de gris
su sombra se volvió más gris
hasta que de otro tono de la gama
salió de la diáfana muesca vacía:
“Lanzan las narices espíritus de flama”.
Yo:
“Veniste, Torcuato Dazzi
a arrullar con versos
que tradujiste hace veinte años para despertar a Musato?
Haces pareja con Marinetti
amaron en exceso, él al porvenir
y tú al pasado.
Sobrequerer produce sobreefecto
por desdicha mucho, él quería destruir
y ahora vemos ruinas más que su querer.”
Pero el primer espíritu impaciente
como quien porta noticia urgente
ni soporta asunto de menor urgencia
reanudó, y reconocí la voz de Marinetti
como la sintió Lungotevere, en la Plaza Adriana:
“Vé! Vé!
Desde Macallè en el borde extremo
del gobi, blanca sobre la arena, una calavera
CANTA
al parecer incansable, canta, y canta:
- Alamein! Alamein!
Regresaremos!
R e g r e s a r e m o s ¡”
“Lo creo”, dije,
y supongo que se calmó con la respuesta.
Pero el otro espíritu se repetía
con:
“casi un toro”….
(un verso del Ecerinis
traducido del latín).
No terminó
el verso.
Porque todo el aire se agitó y toda la sombra
con estrépito,
y como trueno que la lluvia estorba
saeteaba frases sin sentido. Hasta que con crujido
como en casco hundido cuando el rayo lo alcanza
que precede quizás la muerte
y en todo caso gran pena,
lo oí crepitar estridente:
“Calumnia güelfa, y siempre tu arma
fue la calumnia, y es, y no de ayer.
Furia la guerra antigua en Romaña,
el estiércol llega hasta Boloña
con estupro y fuego, y a donde el caballo se baña
son marroquíes y demás inmundicia
que nombrar avergüenza,
tanto que el polvo sepulto se encierra
en lo profundo, y muere, y expira,
y, para arrojar al extranjero, anhela
revivir.
Porquerías vi muchas en mi tiempo,
la historia se ejemplifica en serie puerca
de traición a la ciudad o la provincia
pero este mediofeto
vendió a toda Italia y al Imperio!
Rimini ardió y Forli destruida,
quién verá el sepulcro de Gemisto
que tan sabio fue, aunque griego?
Caídos los arcos y calcinados los muros
del arcano lecho de la divina Ixotta. . .”
“Quién eres?”, exclamé,
contra la furia dela tempestad,
“Eres tú Segismundo?”
Pero no me escuchó,
furioso:
“Más pronto se mondará la Sede
de un Borgia que de un Pacelli.
Hijo de usurero fue Sixto
y todo su revoltijo
del negador Pedro dignos secuaces,
grasos de usura y de óptimos contratos!
Ahora vienen a mugir que Farinacci!
tiene manos toscas, porque es comehojas.
Tiene una mano tosca, pero dio la otra,
honrando a los héroes,
tantos que son: Tellera, Maletti,
Miele, De Carolis y Lorenzini,
Guido Piacenza, Orsi y Pedrieri,
y Baldessarre, Borsarelli y Volpini,
para sólo nombrar generales.
Hijo de banquero fue Clemente, y nato
de usurero el Décimo León. . .”
“Quién eres?”, exclamé.
“Soy aquel Ezzelino, quien no creyó
que el mundo fuera creación de un hebreo.
Si de otro abrupto soy reo
hoy poco te importa.
Me traicionó quien a tu amigo tradujo.
Musato, escribió
que soy hijo del Orco,
y si crees semejante patraña
cualquier zanahoria te hará burro.
El bello Adonis murió por un puerco
al hacer llorar a la Cipriana bella.
Si jugué con la razón
diré que un buey de matadero,
o del zoológico, vale un pichón;
quien de las fábulas toma placer y goce
dirá que el animal no hace la religión.
Una sola mentira cuenta más en este mal mundo
que mis cóleras : todos! Araña, arañucha!
saca a esa bestia de su agujero,
acaso no esta:
bestia humana ama la traba?
Si el emperador hizo tal donación,
Bizancio fue madre del enredo,
lo hizo sin forma y contra la ley,
escindiéndola de sí como de lo justo;
ni César a sí mismo se quebró,
ni Pedro piedra fue antes que Augusto
que tuvo toda la función y la virtud.
Con ley da sólo el posedente,
y el caso gibelino lo supo el florentino.”
Y como ondas que llegan de varios transmisores
sentí entonces
voces mezclada, y con frases rotas,
y muchos pájaros en contrapunto
en la mañana estival,
entre cuyo chirrido
con tono suave:
“Placidia fui, bajo el oro dormía.”
Soñaba como nota de tensa cuerda.
“Melancolía de mujer y la dulzura”. . .
comencé
mas tenía la piel convulsa
en la espalda,
y la muñeca presa
en tan férreo lazo
que mover no pude
mano ni hombro, y para aferrar la muñeca
vi un puño
y no el antebrazo
que me mantuvo como clavo en muro;
me cree insulso el que no hizo la prueba.
Y luego la voz primera que enfurecía
me dijo feroz, digo feroz, no hostil,
sino casi paternal, como quien explica
a media batalla cuando hay un joven inexperto:
“La voluntad es antigua, pero la mano nueva.
Espera!, mírame, antes de que retorne
en la noche.
Donde la calavera canta
volverá la infantería, volverán las banderas.”
Canto LXXIII
Cavalcanti
Correspondencia republicana
Y después dormí
y al despertar en el aire opaco
vi y sentí
y lo que veía me pareció andar a caballo,
y sentí:
“No me place
que muera mi raza
enfangada en la vergüenza
gobernada por carroña
y perjura.
Roosevelt, Churchill y Eden
bastardos y hebreuchos
ávidos y embusteros todos
y el pueblo exprimido en todo
e idiota!
Morí en Sarzana
espero la diana
del desquite.
Soy el Guido que amaste
por mi espíritu altivo
y la lucidez de mi entendimiento.
De la Cipriena esfera
conocí el fulgor
ya cabalgando
(nunca postillón)
por la vía del Borgo,
es decir,
la ciudad doliente
(Florencia)
siempre dividida,
gente ligera y enfadosa,
raza de esclavos!
Pasé por Arimino
y hallé un espíritu valiente
que cantaba como encantado
de gozo!
Era una campesinita
algo burda, pero bella
que iba del brazo de dos alemanes
y cantaba,
cantaba amores
sin necesidad
de ir al cielo.
Condujo a los canadienses
al campo minado
donde estaba el Templo
de la bella Ixotta.
Caminaban de cuatro o cinco
y yo codiciaba
aún el amor,
pese a mis años.
Así son las jóvenes
en la Romaña.
Llegaban canadienses
a “expulsar” alemanes,
a arruinar lo que restaba
de la ciudad de Rimini;
preguntaron por la calle
hacia la Vía Emilia
a una joven
una joven violada
poco antes por esa canalla.
- Bien!, bien!, soldados!
Ésta es la calle.
Vamos, vamos
a la Vía Emilia!
Con ellos proseguía.
Su hermano cavó
los hoyos para las minas,
hacia el mar.
Hacia el mar la joven,
algo burda, pero bella,
conduce a la tropa.
Qué brava niña, qué brava muñeca!
Daba un melindre
por amor puro,
qué heroína!
Desafiaba a la muerte
conquistó la suerte
peregrina.
Algo burda, pero no tanto,
logró la meta.
Qué esplendor!
Al infierno el enemigo,
veinte muertos,
también la joven
entre esa canalla,
a salvo los prisioneros.
El valeroso espíritu
de la muñeca
cantaba, cantaba
encantada de goce,
entonces en la calle
que lleva hacia el mar.
Gloria de la patria
Gloria!, gloria!
Morir por la patria
en la Romaña!
Los muertos no mueren,
regresaré
del tercer cielo
para ver la Romaña,
para ver la montaña
durante el desquite,
qué bello invierno!
En el septentrión renace la patria,
Pero qué joven!,
qué jóvenes,
qué jóvenes,
portan
el negro!”
Trazo inédito del Canto LXXIII
Lluvia nocturna y cielo Biddle
“Algo de expresión obstinada
no exento de gracia
no exento de gracia
sobre la faz de John Adams en su frontispicio
y tendría que ver con “fondeo”
fondeando, como en la jerga de entonces.
“Qué tan viejo?
Qué tan alto -eh
Wu –qué lo hace prodigio?”
La Torre di Pisa
en la empañada mente de la apelación-enferma
La “selva oscura” (Turguéniev) la selva. . .
o un cielo como otoñal feldespato
cuando el sol reposa.
y tú padre Ascreus vienes
cerca del día de mi cumpleaños
dos amigos, nuevos amigos:
esta damabichosa no rojiza morena, sino amarilla
manchas negras que extiende en su cabeza como tortuga
y esta avispa con amarillas bandas
aux yeux fleur-de-tête
en éxtasis sobre mi mermelada dispersa
exuberante como cachorro
y a gea la magnificente mi gratitud por dos excelentes setas
mientras en la próxima alba lluviosa
bajo la larga línea de horcas
las luces del área penal
como cierta Jersey City por Lete
más mis apologías de Hugo, via “Bartlett”:
“Las abejas recogen miel como la luz el alma”
Augurelo : flos collegit rerum. Nov.”
Mi mente estirada al punto de estallar
con esta desmesura,
con la persistencia de la venta de armas
Qué pájaro chilla en noviembre después de la lluvia?
INCIPIENTE VIDA NUEVA:
Té en Norah
y luego en el aeropuerto
“qué haremos? Sin oficiales
y en Sette Bagni el buen pan gratis
.después de Roma-
gratis ese huevo
o aquellas uvas
o ese doble minestrone
“Cosa fanno a Roma?”
me quedaría por la noche,
y el primer día guardaban la carga
y el segundo desecharon
toda impedimenta militar
de hecho toda impedimenta
prestos a escapar en ropa interior,
una noche bajo las estrellas
una en una banca en Rieti
otra en la plataforma de Bolonia
después la comida en la trattoria del amigo del taxista
Lo sfacelo, entendió por qué Hem lo escribió,
sus valores.
Para que sea evidente
hasta para el ingenuo
Que si gastas diez billones
comprando a treinta y cinco dólares
en vez de a veintiuno sesenta
quedan cuatro billones de ganancia
Algunos irán a Mocatta
(los moscovitas también venden)
aunque nuestro Tesoro no tiene conocimiento oficial
de que alguien mantenga la última firma activa
antes de la compra del Tesoro
Me dijeron: “Oh, no/” y en junio de 39 en Greenwich Connecticut
“Oh, no, ellos (es decir, Eden y Churchill)
entrarán al gobierno
para que la guerra principie
entonces por qué detenerse en Standard Oil y Von Schröder
a cuenta de un menor xxxxxxxxxxx (palabra en griego)
Y como réplica, Stalin:
confiaré en el americano.
Era el oro y la plata
y la inutilidad de los préstamos
y recordé que en cierto punto de la conversación
dije:
“Buen Dios/no dirás
que son peores que la otra banda?
Y él (Borah) respondió: N-o-o
No diría/ eso pero
no puedo trabajar con ellos.
Y años después, al menos para algunos quedó claro
que si el Tesoro hace los préstamos
en lugar de los prestamistas privados
los intereses ingresarían al Tesoro
y reducirían por el monto la necesidad de impuestos nacionales
el señor Borah nunca fue considerado honesto
en ciertos barrios
verso la sera cuando un hombre proyecta sombras de cuarenta pies
nuestro cielo pisano colorea de azul todos los charcos
luego las nubes montañesas se elevan sobre la cordillera rocosa
que cuadruplican
y el S.E. el heredero del fuego, el 11 de noviembre
Así el viejo Emperador dijo a Shun
el énfasis ideogramático en el componente de abajo
“si puedes preservar la paz entre
esos dos gatos infernales
no tendrás problema al gobernar el Imperio.
Magnanimidad/magnanimidad/
sé que exijo mucho
Gaudier, Hulme idos en esa
el joven Dolmetsch y Angold en ésta
y los italianos
“desinteresados
en combatir a extranjeros,
sólo interesados en pelear uno contra otro”
Olga Rudge dixit, que los conoce
y pudo evitarse si
Joe Davies hubiese ido a Berlín en vez de Moscú
“ahora
danos la paz.
Si la escarcha ase tu tienda
darás gracias al terminar la noche.
Italia, mi Italia, Dios mío, mi Italia
Ti abbraccio la terra santa.
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